«Cuando las circunstancias cambian, yo cambio de opinión»
Keynes
En ocasiones hemos hablado de la necesidad de los CEOs de las empresas de liderar la transformación digital de las organizaciones. Es muy difícil, casi imposible, que la transformación digital de una empresa consiga llevarse a cabo con éxito sin la implicación de su máximo directivo.
Problema el CEO, no tiene tiempo, ganas, energías, para invertirlas en irse a una escuela de negocios a formarse, o no es consciente de lo que se le viene encima a su empresa con la disrupción digital.
O la empresa acomete pronto una renovación de su máximo directivo, o esa persona entra en razón y se recicla profesionalmente. Minusvalorar la irrupción digital hará un flaco favor a la empresa, no reciclarnos no solo nos descalifica como profesionales, está también lastrando los resultados a medio plazo de la organización ¿Cuánto tiempo podrá seguir ésta manteniendo su ventaja competitiva?
Detrás del reciclaje del CEO, tendremos también que abordar el del Comité de Dirección ¿Cuántos de sus miembros entienden qué supone la transformación digital de la organización? ¿Cómo ven está como una fortaleza o una debilidad? ¿Qué grado de adaptación tienen al cambio? ¿Qué capacidad de aportar innovación al mercado tiene la empresa?
Las preguntas que sugerimos pueden resultar incomodas de formular en una reunión del comité de dirección, pero no por ello debemos de ser capaces de ponerlas encima de la mesa, sin ánimo de ser repetitivos, nos estamos jugando la supervivencia de la organización.
Corren tiempos complicados para los directivos inmovilistas, para aquellos que no quieran asumir los cambios que se nos avecinan y estén pensando como poder convertir toda está transformación en nuevas ventajas competitivas para la organización.
Por otro lado estamos viendo como los directivos visionarios, están recurriendo a facilitadores digitales, a programas de escuelas de negocio, a leer periódicamente fuentes contrastadas, incluso celebrar comités de dirección en aceleradoras u otros espacios donde la innovación y la disrupción va en el ADN de los habitantes. Buscan contagiarse y contagiar a su equipo de una nueva visión que les ayude a interiorizar los cambios.
No es momento para inmovilistas, es un momento para directivos de visión, capaces de atraer talento, de escucharlo, con gran capacidad de aprendizaje, adaptativo, dispuesto a correr riesgos, a movilizar a las personas para que aporten innovación.
Al igual que en su día se impartieron muchos programas de «finanzas para no financieros», ha llegado el momento de asistir a programas de «digitalización para directivos no digitales» no nos deben de doler prendas en reconocer lo que no sabemos.
El cambio en el que están inmersos las empresas es de tal magnitud que muchos departamentos no son conscientes de cómo está cambiando su manera de tarifar, vender, cobrar, interactuar, y eso es cara al exterior. Ahora miremos hacia el interior de la empresa ¿está la empresa preparada para dar respuesta a lo que demandan los clientes? Sí y no.
Las que han hecho los deberes y se han anticipado o han ido co-creando un nuevo ecosistema en colaboración con los clientes, están en la buena senda. Las que decidieron que la transformación no iba con ellas, están sufriendo tensiones en mayor o menor grado. Si salen vivas les costara trabajo pero saldrán a flote, ¿cuantas se han quedado en el camino por la falta de visión del comité de dirección?
Estamos, o debemos estar inmersos en una ola de actualización continua. Hace pocos días leíamos en la prensa que «los ciberataques costaron a las empresas más de 280.000 millones de dólares en 2016». Acción-reacción «las escuelas de negocio incorporan clases de ciberseguridad», hay necesidad de formación en nuevas disciplinas, las escuelas de negocio, han detectado el problema y como no podría ser de otra manera han puesto manos a la obra.
Aprender, reciclarse, no dejar de formarse a lo largo de toda la carrera profesional, es hoy más que nunca una necesidad y una obligación de todo directivo. Desde aquí os invitamos a abordar todos los días, como un nuevo día de aprendizaje. Para ello utilizad un buena «escudera» la humildad, no pensemos que lo sabemos todo, se humilde, se puede aprender de todas las personas, solo tenemos que querer hacerlo.
Autor: Javier Pérez Caro. @JavierPerezCaro
Consultor de Management, Profesor, Speaker, Mentor de Startups en @OpenFuture_And (#ElCubo, #LaFarola y #ElCable), @knowsquare_es, #SmartAgro, Blogger…